Brosimum alicastrum (Swartz 1788), llamado así por occidente, guáimaro para Colombia, Ojushte en Salvador, Ramón en México, Méwa para Los kággaba y para el mundo Nuez Maya. Este árbol grande (45 m Aprox.), nativo de la Sierra, siempre importante para los humanos que la han habitado desde el principio y viven aún en el macizo del Caribe. La nuez que produce ha sido parte esencial de la alimentación de los originarios junto a dos especies más de nueces del clima frío.
La “cria” de árboles de guáimaro en el territorio de la danta es la apuesta a mediano y largo plazo para restaurar la fuente alimenticia de origen y restablecer los beneficios conocidos de este árbol para la comunidad viviente de la Sierra y su gente.
En el 2013 Daisy Tarrier en Paris presenta a la Fundación Nativa el Brosimum alicastrum, mas tarde junto con Envol-vert, Maya Nut Institute y el grupo Defensores de la Naturaleza de Palomino La Guajira Colombia, se hace el primer taller para conocer las diversas maneras de preparar y consumir la nuez del guáimaro. Posteriormente en el 2014 se plantaron 10 mil arbolitos sobre las dos orillas de la parte baja del río Ancho, desde la población del mismo nombre hacia la Sierra Nevada con el apoyo de Terre & Humanisme. Por esos años el verano fue muy intenso al punto que Tchendukua financió el riego asistido durante un año logrando salvar a la mayoría de guáimaros.
Desde el 2015 la Fundación Nativa continua "criando" guáimaros por 12 meses en el vivero para luego llevarlos al territorio de la danta en la cuenca del río San Salvador, terrenos de propiedad de Los kággabai. Cada año son 500 nuevos árboles nativos que se plantan.
Fique
Fibra de origen que nunca ha perdido su vigencia en la Sierra Nevada, las mujeres kággaba o kogi no paran de tejer el fique para hacer las mochilas y mochilones. Ellas están listas para con su ayuda, imponer este bello elemento precolombino que confronta a la bolsa plástica. Totalmente hecho a mano, con fibras y pigmentos naturales elaborada como siempre se ha hecho en la cultura originaria.
Apoyando la economía del fique, favorece a las mujeres kággaba, visibiliza la cultura, fortalece la actividad antigua para que su economía se beneficie y pueda competir en algo con la ganadería, que se configura en el problema que crece para la comunidad viviente de la Sierra Nevada.