Recuerdo cuando finalizando el siglo pasado llega a la oficina de APAS (Asociación Protectora de Animales Silvestres) que era un grupo de estudiantes de Veterinaria y Zootecnia de la Universidad del Tolima en Ibagué que dedicaba el tiempo en ayudar a los animales silvestres, un hombre argentino, Bernabé López Lanús de profesión abogado dijo, pero que trabajaba en ornitología para un ingles de apellido Salaman y que estaba buscando al Ognorhynchus icterotis en Ecuador sin éxito. Gracias al Conteo de Navidad de ese año que pudo ser 1998, la Fundación Apas había participado en este conteo y en la lista enviada iba el loro Oregiamarillo y es por eso que este hombre se presenta en la oficina. En efecto en ese momento como estudiante de la Facultad de Veterinaria y Zootecnia, era el Presidente de Apas y justamente había sido la persona que consolidó la lista del Conteo de Navidad y la envié por correo postal desde la Universidad, aun no habia internet, a la oficina de Birdlife en Quito - Ecuador, la oficina de esta entidad en America Latina. Recuerdo que en la lista del miembro de Apas Alonso Quevedo Gil estaba reportado el Ognorhynchus icterotis, Massena & Souancé 1854) pues fue quien los vio y lo registró en Roncesvalles - Tolima, acompañado del campesino Gonzalo Cardona habitante en la cuenca del rio Cucuanita, donde viven los loros. Le avisamos a Alonso lo que estaba pasando y llegó a la oficina de Apas en la Universidad del Tolima en Ibagué al encuentro con el Argentino y de madrugada se fueron a constatar el avistamiento, a los pocos días a la oficina de Apas llegaron Alex Cortes el responsable en Colombia de esta búsqueda junto con otro ornitólogo de Pasto Juan Luna y también rápidamente subieron al encuentro con los loros y creo que este fue el comienzo de la organización inglesa en Colombia Proaves.
23 años después nuevamente me cruzo con esta pequeña guacamaya como se refería el último naturalista el “mono” Hernandez, pero en el Municipio de Miraflores - Boyacá. El 4 de marzo de 2023 madrugamos Adriana Salazar de la finca Ornitológica El Sándalo www.fincaelsandalo.org y yo al encuentro con Myrian Vargas la pionera del estudio de las aves de Miraflores organizadora de la salida y su pupilo el estudiante de Biología Cristian Cufiño, la cita a las 4:30h en la iglesia Santa Barbara del pueblo y en las dos motos subimos hasta la casa del campesino Rafael Palaciós que vive justo en el borde de la frontera agrícola alta del Municipio de Miraflores - Boyacá y gran conocedor de la comunidad viviente que habita en su región de nacimiento. Don Rafael nos tiene listo el desayuno, caldo de papa, huevos criollos revueltos, café, chocolate, jugo de naranja y queso, una maravilla. Los cinco regresamos donde esperaban las motos, Don Rafael le habla a Cristian donde debemos llegar y que regrese por el. En el nuevo lugar a orilla de la carretera escondimos las motos entre la vegetación para luego todos iniciar el camino al encuentro con los loros.
Cruzando la primera cerca de muchas, atravesamos los potreros para el ganado normando, es un poco desolador caminar sobre potreros con “colchones de agua” como le dicen a estos pantanos de vegetación de las alturas, limpios de árboles, unos pocos en las cercas y al borde de las quebradas que bajan del páramo, una y otra cerca o broche más para acceder a un camino real empedrado muy bello con orquídeas que separa los dos ecosistemas, el agropecuario y la selva de niebla, una huella pienso de los originarios prehispánicos de esta región de pie de monte andino de Boyacá y Casanare, Los teguas.
Luego de un poco más de una hora esperando ver palmas llegamos a un filo donde se avista una sola con hojas y al fondo en la mitad de un potrero rodeado de vegetación no muy alta, cuatro troncos muertos de palma de cera que podría ser de la especie asociada al loro dicha por el “mono” Hernandez (Ceroxilum alpinum, Bonpland & de Cándale 1804). Don Rafael nos señala que son justamente esos troncos donde en este momento se encuentran loros Oregiamarillos “sacando pichones”. Atravesamos la vegetación nativa y llegamos a una casita abandonada en medio de un potrero de pasto para ganado lechero, también abandonado. Con la mirada fija en los troncos desnudos de palma, por el “cogollo” como le dicen al final superior del tronco, salen una pareja de loros oregiamarillos !
Sorprende que en los únicos cuatro troncos de palma del potrero, sin palmas vivas al rededor, en dos hay parejas de loros criando, se escucha el sonido de los pichones y todos explotamos de la alegría. Rápidamente Myrian y Cristian que traen equipo fotográfico para el momento, ya que se encuentran corrigiendo el texto y actualizando los datos del artículo científico para la ACO (Asociación Colombiana de Ornitología) se despliegan para captar todo lo posible en sus cámaras desde la distancia. Que emoción produce el viviente que se resiste a desaparecer y que ahora se hace visible, no para que lo ataquen, sino para en el momento del Aviturismo la comunidad de Miraflores - Boyacá que tiene el privilegio de tener a estos carismáticos loros asuman la responsabilidad de cuidarlos para que el mundo ornitológico y en general tenga un lugar para visitar y aportar a la economía de la comunidad que los cuida, creando una nueva relación amistosa con la naturaleza que permita hacer productivo apagar un poco las motosierras que no paran de sonar en la región.
Este reporte hace pensar que si el abandono del campo de alguna manera ha permitido que estos loros y muchas otras especies de aves, mas de 500 registradas por Myriam y Cristian en Miraflores, ahora con la activación del campo no sea la que les afecte, por el contrario, es necesario que la agricultura y la ganadería se hagan amigos de estos loros y que las nuevas políticas centradas en la ruralidad claramente adviertan que son justamente estas especies la que tienen a Colombia como “Potencia Mundial de la Vida” y esta política agropecuaria de La Paz Total, tan necesaria, no choque con la presencia saludable de la numerosa comunidad viviente con quien hoy compartimos territorio.
De derecha a izquierda. Don Rafael Palacios. Cristian Cufiño, Myrian Vargas, Adriana Salazar y franz k. florez, todos de Miraflores menos yo.
Comments